Vista de la Catedral y La Giralda desde lo alto de la torre de la PUERTA DE MARCHENA, en los jardines del Alcázar. Donde destacan algunos tejados del palacio y al fondo una de las torres junto a la primitiva puerta Alcazaba que daba acceso al Patio de Banderas hoy en día cegada con mampostería. Esta puerta de tipo acodada, estaba constituida por dos torres y doble puerta que daban acceso a un recinto defendido por elevadas murallas almenadas y una tercera torre más pequeña. (cara a la plaza de la Alianza). Desde el recinto se accedía a una tercera puerta que daba acceso al patio de armas de la Alcazaba, actual Patio de Banderas.

Se observa cómo, en el lienzo del muro que da de frente ya se había derribado en el año de 1907 (se dice que por instigación del rey Alfonso XIII) aquel edificio adosado al mismo que legendariamente fue conocido como “La Casa de Juan Diente” y aún no se había producido la llegada, al centro del mismo, de aquella “Cruz de los Caídos” que tras la guerra civil permaneció en el lugar durante décadas (concretamente hasta 1984) flanqueando a esa “Puerta del León”, que hasta ya bien avanzado el siglo XIX era más conocida como “Puerta de la Montería” (por el nombre del patio al que da acceso) y que debió trocar su nombre a causa de ese azulejo cerámico realizado en la fábrica trianera de los Mensaque.

En sus tiempos, por esta puerta se accedía a la mezquita almohade erigida en el siglo XII al tiempo que la Giralda, cómo -reminiscencias de aquello- sus broncíneas puertas siguen conservando inscripciones con versículos del Corán, cómo ya luego los cristianos la reformarían plasmándose el relieve de Miguel Perrín representando la Expulsión de los mercaderes del templo, sobre el arco de la puerta, el símbolo de la Giralda con las jarras de azucenas sobre aquél y el cuerpo de campanas que remata el conjunto.

DUPLICADO---- E.No tenemos que movernos mucho para, desde la Punta del Diamante, venirnos a la PLAZA NUEVA, concretamente a la embocadura de la CALLE TETUAN, para contemplar el aspecto que ofrecía la misma hace más o menos un siglo (alrededor de 1920) con esos viandantes que van y vienen por la misma y ese tranvía de color rojo, del tipo conocido popularmente como “·los cangrejos”, que enfila la referida Calle con su largo y enhiesto trole, del que parece ir cuidando ese operario de la empresa tranviaria al que vemos en la trasera del artefacto, que está ya terminando su revirá para seguir de frente por Tetuán y Velázquez, camino seguramente de la Campana…

Vemos cómo los edificios esquineros, tanto el de la izquierda como el de la derecha son distintos a los actuales. El de la derecha sería reemplazado por la moderna sede del “Banco de Bilbao” y el de la izquierda -donde podemos contemplar cómo al tiempo de la foto vendían árboles frutales- por el inmueble ahora allí sito en el que Tous nos puede vender algo…. Acaso la única casa que podemos ver en la fotografía y reconocerla cómo subsistente a día de hoy es la segunda de la derecha, esquina a la Calle Albareda, que es en la que en la actualidad tiene su sede sevillana el Banco de Sabadell, todo en esta vía pública que, antiguamente, recibía la denominación de “Calle Colcheros” (por los fabricantes y vendedores de colchas para camas que abundaban en tal lugar) y que en el año 1868 trocó su nombre por el actual de “Calle de Tetuán” en recuerdo de la famosa batalla habida en las cercanías de tal ciudad marroquí en el invierno de 1859-60, cuando las tropas españolas mandadas por el General Prim sostuvieron un encarnizado enfrentamiento con las propias del territorio, consiguiendo finalmente la ocupación el 1 de Febrero de 1860 de la plaza de Tetuán, cuyo nombre daría -a la postre- denominación a esta céntrica calle sevillana…. siendo que, como decían en aquel programa de Tv. “hasta aquí podemos contar”, por cuanto que el resto figura en los libros de historia….

En la parte inferior se contempla el final de la calle de San Jacinto, de la confluye perpendicularmente la calle Conde de Bustillo, donde destaca esa inconfundible construcción semicircular que, unido a los campos de deportes anexos a las mismas, nos señalan que se trata del Colegio Salesiano de San Pedro; en cuyas cercanías y reflejada en el justo ángulo inferior derecho de la fotografía apreciamos el estado que por aquel entonces presentaba la plaza de San Martín de Porres. En el centro de la imagen se aprecian las chimeneas de la vieja fábrica de los Mensaque, en cuyas inmediaciones se aprecian varios solares que pudieran radicar en torno a las actuales calles del Farmacéutico Murillo. Por encima de todo lo cual se aprecia ya la altura de la célebre “Torre de los Remedios” que nos marca la línea de la avenida de la República Argentina. Y al fondo, de izquierda a derecha, se nos marcha el río, destacando entre la vegetación las siluetas de los pabellones de Argentina y Chile.

DUPLICADO---- E.DUPLEX COMPROBAR Una vez descendidos del aparato volante, nos plantamos en ese eje del Barrio de Triana que es la CALLE DE SAN JACINTO y allí pasamos a contemplar la misma en estas dos fotografías del amigo Joaquín Fernández Baena, que nos la muestran a finales de los años sesenta, con vehículos propios de la época, en tanto que un operario municipal procede con su manga riega (que aquí no llega) a limpiar con sus aguas la adoquinada calzada….

Las instantáneas están tomadas a la altura de la Calle Rodrigo de Triana por un lado y Alfarería por el otro, pudiéndose ver en la primera de las instantáneas ese edificio que albergó antiguamente la Casa de Socorro de la zona, que se construyó en el año 1928 conforme planos de Aurelio Gómez Millán y en la que destaca el relieve con San Fernando y los Santos Isidoro y Leandro provenientes del escudo de la ciudad, sobre la puerta principal, inmueble éste al que se trasladó tal benéfica Institución que -hasta entonces y desde 1852- radicaba en una casa arrendada de la Calle Larga (hoy Pureza), siendo que el edificio que vemos ejercería tales misiones de “Casa de Socorro” hasta su cierre como tal, acaecido el 24 de Diciembre de 1988, quedando entonces el caserón afecto para el uso de otros servicios municipales y de viviendas familiares….siendo que al fondo a la derecha atisbamos a divisar la mole del Templo de San Jacinto…. todo ello sin olvidarnos que en la segunda de las fotos aparecen unos cuantos comercios de la zona rodeando a ese “Bar Liborio” conocido y recordado seguramente por muchos de los amigos del Foro… ¿A que sí?.

E.

DUPLICADO---- E.También se contempla la hermosa chimenea de la antigua Fábrica de la luz de la Calle Arjona en esta fotografía de hará alrededor de un siglo, que hemos conseguido bajando a la zapata de la CALLE BETIS y sentándonos un rato con este muchacho que, pacientemente, espera con su caña tendida a ver si pica algún pez en esas aguas del Guadalquivir que, por aquel entonces, pudiéramos decir que aún era… ¡el río!!... propiamente dicho…

La foto desprende paz y tranquilidad y en ella vemos a nuestro querido amigo el Puente de Triana en casi todo su esplendor, siendo que bajo su arco central podemos apreciar perfectamente aquellos dos desaparecidos puentes que, aguas arriba de aquél, existían en los tiempos de nuestros padres y abuelos cuales eran, primero el “Puente de Tablas” o “Pasarela del Agua” y, más allá, el ferroviario “Puente de Alfonso XII” que servía para la línea de tren que se dirigía a Huelva y que tenía una primera estación o apeadero en la zona de los finales de la Calle Castilla con el nombre de -precisamente- “Triana”, puentes ambos que se llevó por delante la construcción del famoso “Tapón” durante los años de la postguerra….

Destaca la alta chimenea y mástiles del buque, aguas arriba del reluciente puente de San Telmo, inaugurado poco más de un año antes, y es que originalmente fue diseñado con tablero central levadizo para permitir el paso de barcos de gran altura hasta el puente de Triana.

DUPLICADO---- E.Más o menos en la misma zona de Triana, aunque un poco más hacia el Altozano, se captó por Lucien Levy esta fotografía a finales del siglo XIX con el PUENTE DE TRIANA como protagonista principal visto desde los tejados de la Calle Castilla, que apreciamos en primer plano por la zona de las antiguas Almonas y del añejo Mercado de la zona, más allá de la cual la orilla fluvial continúa con las casas de la Calle Betis que ya se pierden a lo lejos y la torre de Señora Santa Ana al fondo…

La orilla de allá está ocupada por las viejas casas del Paseo de Colón, sobre las que vemos alzarse la mole catedralicia rematada por la Giralda, contemplamos asimismo los tejadillos de la Plaza de Toros de la Maestranza y la Torre del Oro, echamos de menos la existencia de la mole del “Cristina” -que tardaría alguna década que otra en llegar- vemos la masa boscosa de los jardines de las Delicias y de San Telmo y, volviendo una miaja atrás, contemplamos la existencia en el Muelle de la Sal de nuestra vieja amiga la “Grúa Fairbain” que estaba aún en esa zona del Puerto ejerciendo sus “pesadas” labores y a la que no le faltaba mucho para ser trasladada aguas abajo y recibir un nuevo bautismo con el nombre de “La Grúa Nueva York”

Ambos puentes tuvieron distinta historia y antigüedad: El primero de ellos (el de la derecha de la imagen) comenzó a construirse en el año 1930 sobre la corta del río por la llamada “Vega de Triana” que se realizó por aquel entonces, desde la zona de Chapina y los Humeros hasta la punta de Tablada, inaugurándose en el año de 1935; siendo que haciéndose cada vez más intenso el tráfico propició que, con la llegada de los setenta, se viera la necesidad de tender un segundo puente aguajas arriba (el de la izquierda de la imagen), que se alzó en paralelo al primero y que se inauguró en el año de 1972 a la vez que los nuevos trazados por carretera hacia Mérida y Huelva. La existencia duraría hasta que en el año 1990 fueran derribados, aterrándose la corta que salvaron durante años y estableciéndose un nuevo conglomerado de accesos a la ciudad por esa zona.

 

Aguas arriba, unos vapores se encuentran atracados por los antiguos embarcaderos de Las Cigarreras, y divisando al fondo el puente de Triana.

El cometido de estas embarcaciones no era otro que, marchar aguas abajo y dedicarse a la pesca del albur, ese pez conocido como “Liza ramada” más o menos científicamente y que era abundante por los bajos del Guadalquivir, en especial en las zonas de Coria y Puebla del Río.

Vista desde el puente de Alfonso XIII de un ALBURERO en sus faenas con las mallas extendidas. Dejando al fondo a la derecha parte del muelle de Las Delicias.

 

El cometido de estas embarcaciones no era otro que, marchar aguas abajo y dedicarse a la pesca del albur, ese pez conocido como “Liza ramada” más o menos científicamente y que era abundante por los bajos del Guadalquivir, en especial en las zonas de Coria y Puebla del Río.

Numerosos curiosos agolpados en el paseo Colón observan el MUELLE DE LA ADUANA cubierto de agua, en una de las más serias riadas que padeció la ciudad a lo largo de su historia; con las aguas invadiendo los viejos tinglaos portuarios, que junto con las metálicas columnas e incluso la torre del Oro parecen flotar sobre las aguas.

La riada de este año fue tremenda, aunque las había habido peores, como las de 1892 y 1895, a finales del siglo XIX y las hubo enormes después, como la grandiosa de 1947. Riadas todas ellas que irían conformando aquella idea del llamado “Plan Brackembury” y que serían la causa del tendido del famoso “Tapón de Chapina” con el que se domaron las avenidas del Guadalquivir aunque -paradojas de la vida- nadie reparó en ese pequeño cauce acuífero conocido con el nombre del “Arroyo Tamarguillo” en que acabando el año 1961, causó una de las últimas grandes riadas.

Pareja pidiendo ayuda desde el tejado de su vivienda en la AVENIDA DE MIRAFLORES en tanto que un helicóptero de la Marina se acerca al rescate, durante la Inundación del Tamarguillo.

 

Y es que, ese riachuelo de poco recorrido y cauce, que nace algo después de el Parque Alcosa ha estado causando problemas ocasionales sobre la ciudad desde siempre por lo que, desde antiguo, pasaron a elaborarse distintos planes para su dominio y encauzamiento, pero con todo y con eso llegó a traer el agua a las calles de la ciudad en el mes de enero de 1948 y, especialmente, el muy recordado 25 de noviembre de 1961, rematado todo ello por el famoso accidente de la avioneta.

Tal conformación urbana fue ya proyectada en el año 1942, pero se tardaría en comenzar su ejecución más de quince años, dado que hasta finales de los cincuenta no se procedió a ir derribando algunas casas sitas tanto en las plazas conectadas como las correspondientes a los entonces números 18 y 20 de la calle de Rodrigo Caro, pasando así en el año 1961 a quedar expedita una nueva pública que recibió inicialmente el nombre de “CALLE DE LA ALCAZABA”, que se cambiaría en 1969 en honor del entonces recién fallecido escritor y Director de la Conservación del Real Alcázar Don Joaquín Romero Murube.

El edificio que ocupa la entidad en su mayor parte fue terminado de construir en el año 1951 para el entonces “Banco de Bilbao” conforme planos del arquitecto sevillano José Galnares Sagastizábal, que lo concibió bajo un prisma racionalista, con algún tinte neoclásico en su fachada -como las seis grandes columnas jónicas- para hacer juego con la Casa Consistorial que tenía situada enfrente, dejando así conformada la nueva sucursal de ese banco norteño en la ciudad de Sevilla.

Oficialmente llamado convento de San José del Carmen, de monjas carmelitas descalzas, tuvo su origen en 1576 cuando la Orden Carmelita adquirió al banquero Pedro Morga una serie de casas cercanas a la parroquia de Santa Cruz, lugar en el que fueron edificando una nueva sede conventual que les permitió abandonar la antigua que poseían en la zona de la calle Pajería (calle Zaragoza, en la actualidad) y que, al parecer, había sido fundada por la propia Santa Teresa de Jesús. En tal nueva ubicación, el templo del convento se comenzaría a construir ya en 1603 bajo la dirección arquitectónica de Vermondo Resta, en unas obras un tanto duraderas y que hicieron que la iglesia no fuera consagrada hasta el año de 1616, desde el cual tal sacro recinto no ha tenido muchas modificaciones.

Ese establecimiento que pasó a dar nombre popular al lugar, y tienda que comenzó su andadura muy avanzado el siglo XVIII cuando en los bajos de ese edificio final de la calle Génova y justo antes de llegar a las gradas de la Catedral se abrió una especie de quincallería en cuya fachada se instaló, a modo de reclamo publicitario un rótulo que aparecía coronado con lo que parecía ser un diamante de grandes dimensiones, dando nombre al establecimiento: “El Diamante”. Ese nombre y tal objeto propagandístico llegaron a dar nombre al propio edificio y al lugar, que en el acervo popular pasó a conocerse como “la punta de la calle Génova donde está el diamante”, para citas y encuentros.

DUPLICADO---- E.Precisamente por esa primeramente llamada Calle Génova, luego Calle de Cánovas del Castillo, luego Avenida de la Libertad y luego Avenida de José Antonio… llegamos en el año de 1961 (aún no había Constitución con la que poder dar un nuevo nombre a esa Avenida) hasta este lugar que contemplamos: LA PLAZA DE SAN FRANCISDO (al tiempo de la fotografía: Plaza de Falange Española) y lo hacemos en vísperas de la Semana Santa de aquel año dado que, como podemos comprobar, están comenzando a instalar por allí las sillas y tribunas que, días más tarde, pasarían a conformar eso que en nuestro argot cofrade conocemos como “LOS PALCOS” , en una denominación lisa, llana y concisa pero que nos sirve a todos nosotros para situarnos en la geografía urbana de la ciudad con sólo escuchar o leer sus dos sílabas…

Por lo demás, poco añadido hemos de dar para comentar la fotografía que contemplamos… sino destacar detalles tales como: ya se ha cortado la circulación y el aparcamiento automovilístico en la zona… ésta aparece dotada con esas luminarias fluorescentes que por aquel entonces parecían el “no va más” pero que luego se han visto superadas por otros tipos de lámparas…. El “Laredo” aparece con sus grandes toldajes bajados en los que se aprovecha para anunciar una bebida muy de moda antaño y hogaño… y en la esquina de Entrecárceles (que sé que es Francisco Bruna, pero siempre la llamo de aquella forma) vemos cómo la palmera iba creciendo poco a poco, de frente y por parejos agarrada a esa tierra en la que se aposentaría hasta hace tan sólo unos pocos años

DUPLICADO--- E.Y es que, incluso…. ¡¡un tanto diferente era la Navidad en las calles sevillanas por aquel entonces!!… Hoy Sevilla y muchas ciudades de nuestra piel de toro -y de más allá- se llenan de luces de todo tipo y color haciendo conglomerados lumínicos que dan cómo a entender que el Niño Jesús nació en Las Vegas o en un sitio similar, perdiéndose en gran parte el sentido cristiano de las fiestas que se nos avecinan

No se había perdido ello mucho a finales de los sesenta, cuando -por ejemplo- se plasmó esta fotografía en el mismo lugar en el que estábamos en nuestro imaginario viaje: LA PLAZA DE SAN FRANCISCO, en la cual vemos cómo los dos símbolos de la Navidad que se daban por entonces -y que concitaban la expectación de los viandantes- eran: ese Árbol “de Noel” (así lo llamábamos) que vemos a los pies del viejo “Balcón de Morel” y que oculta a la Cruz de los Juramentos con sus luces y guirnaldas… y ese Nacimiento, Belén o “Pesebre” (nombre que le dábamos en casa) que vemos en el espacio de ese Arquillo otrora tan cofradiero y al que era raro que, en una jornada de lluvia semanasantera, no acudiera algún paso a refugiarse…

Vista de la PLAZA VIRGEN DE LOS REYES, llamada así en honor a la patrona de la ciudad, a la que aún no había llegado la Fuente-farola de Lafita. Con La Giralda, y la cúpula de la capilla Real presidiendo la escena.

Vista de la Cateral y LA GIRALDA desde la zona del Arenal, por lo cual son los tejados, azoteas y terrazas de las casas de la época, sitas por la calle García de Vinuesa, Arfe, Varflora, etc. sobre las cuales vemos como emerger la mole catedralicia, ofreciéndonos el muro del Sagrario y el frente de la iglesia Metropolitana que surge a la avenida de la Constitución y que por el tiempo de la fotografía llevaría el nombre del Gran Capitán.

Dio antiguo nombre a esta calle el inmueble conocido como “Casa Lonja”, “Archivo de Indias” y “Casa de Contratación” en denominación que cambiaría ya en 1931 cuando tal vía pública pasaría a llamarse CALLE DE FRAY CEFERINO GONZÁLEZ, en honor y recuerdo de aquel gran pensador y filósofo dominico, que tuvo su periodo de misionero en las lejanas tierras de Filipinas.

DUPLICADO---- E.No hace mucho que estuvimos por acá, pero desde Fray Ceferino y en tan sólo unos pasos nos hemos venido a situar en la PLAZA DEL TRIUNFO para, desde allí, contemplar en esta fotografía de Sánchez de Pando la PUERTA DEL LEON del Regio Alcázar con el aspecto que presentaba en la jornada del 10 de Octubre de 1931, con esa gran bandera de la Segunda República Española ondeando sobre sus almenas y algo de movimiento más allá de las vías y cables tranviarios que reviran hacia la Calle Santander, como son esos guardias municipales de casco blanco, aquellos guardias de asalto a caballo casi en la puerta, algún automóvil y unos cuantos curiosos… todo lo cual tenía cómo motivo el hecho de que en el interior del recinto iba a celebrarse la ceremonia simbolizando el traspaso o entrega de todo el conjunto del viejo Alcázar, con sus Palacios y Jardines, desde el Gobierno Central hacia el Ayuntamiento de Sevilla, que pasaría así desde entonces a asumir la gestión y responsabilidad sobre el majestuoso recinto…

En el suelo, vemos cómo subsistían los raíles de los viejos tranvías, aunque ya no circulaban por el lugar ni por la ciudad, dado que el último servicio tranviario tuvo lugar en la jornada del 8 de mayo de 1960 (cinco años antes de tomarse la instantánea) cuando el último tranvía, perteneciente a la llamada “Linea 17” con terminales en la Puerta de Osario y en la Gran Plaza, realizó un último servicio por las calles de la ciudad.

 
El fondo que nos ofrece la fotografía es inconfundible con esos tres elementos que nos pasan de izquierda a derecha: Una de las torres de la Plaza de España, el inconfundible tejado del viejo pabellón de Portugal y esa fuente de las Cuatro Estaciones que concibiera Manuel Delgado Brackembury y que se alzaría allí, en la explanada de la vieja Pasarela, en el año 1929 con la colaboración de Manuel García y Eduardo Castillo, de cara a la Muestra Iberoamericana.

La empresa fue fundada en el año 1885 por Antonio Fernández Caro y Antonio Roche Verdugo en un pequeño local de la calle Maravillas, donde instalaron un taller para fabricación sombrerera; y tanto floreció su actividad que el mismo se le quedó pequeño, por lo que fueron añadiéndosele espacios colindantes que daban a las calles Castellar y Heliotropo, espacios todos ellos en los cuales y con proyecto arquitectónico de José Espiau y Muñoz se construyó entre 1916 y 1917 un gran complejo fabril (el plasmado en la fotografía) que fue complementado por otro sito en la calle Arroyo y en los que la empresa pudo dedicarse intensivamente a sus actividades, labores éstas en las que siguió al cabo de los años, con los lógicos vaivenes de la historia, con alguna que otra reconversión, fusiones, la llegada de “Isesa S.A.”, etc. llegando a la actualidad con plena actividad en los nuevos locales sitos en la localidad se Salteras y su tienda ubicada en la céntrica calle del Rosario.

Operarios y operarias de la FABRICA DE SOMBREROS FERNÁNDEZ Y ROCHE, radicada en el número 57 de la sevillana calle de Castellar, en plena actividad en una de las zonas del interior de la nave.

 

La empresa fue fundada en el año 1885 por Antonio Fernández Caro y Antonio Roche Verdugo en un pequeño local de la calle Maravillas, donde instalaron un taller para fabricación sombrerera; y tanto floreció su actividad que el mismo se le quedó pequeño, por lo que fueron añadiéndosele espacios colindantes que daban a las calles Castellar y Heliotropo, espacios todos ellos en los cuales y con proyecto arquitectónico de José Espiau y Muñoz se construyó entre 1916 y 1917 un gran complejo fabril (el plasmado en la fotografía) que fue complementado por otro sito en la calle Arroyo y en los que la empresa pudo dedicarse intensivamente a sus actividades, labores éstas en las que siguió al cabo de los años, con los lógicos vaivenes de la historia, con alguna que otra reconversión, fusiones, la llegada de “Isesa S.A.”, etc. llegando a la actualidad con plena actividad en los nuevos locales sitos en la localidad se Salteras y su tienda ubicada en la céntrica calle del Rosario.

El fundador de estos almacenes fue Luis Ortega Bru que, en 1914 se colocó como dependiente en una sastrería de la calle Ancha de la Feria, donde trabajó, ahorró, tuvo la idea de lanzarse al mundo empresarial, pasando a adquirir un pequeño comercio en la plaza del Pan (o de Jesús de la Pasión), en el inicio de la calle de los Trapos o de las Siete Revueltas, donde pronto ganó fama y prestigio, adquiriendo una finca en la misma plaza, sita en la esquina con Lineros, donde derribó lo existente y encargó al famoso arquitecto José Espiau y Muñoz ese gran edificio regionalista que se inauguraría a mediados de los años veinte, atendido por más de treinta dependientes y que sería muy popular en aquella ciudad que esperaba expectante la cercana Exposición Iberoamericana. El comercio tanto con el fundador cómo por su sucesor Manuel Roldán Moreno, aguantó la guerra, sobrevivió en la postguerra, tomaría algo de auge en los últimos cincuenta, celebró sus bodas de Oro en 1965 con un solemne acto en el teatro Lópe de Vega en el que fue declarado “Empresa ejemplar” y sería víctima de un incendio en el año 1974.

Aspecto que presentaba la CALLE IMAGEN antes de las obras de ensanche que en los años cincuenta se realizaron en la zona aledaña al viejo mercado de la Encarnación. Siendo que nos situamos en la entonces confluencia de la calle Imagen (surcada por las vías de los tranvías vemos marcharse hacia el fondo de la plaza de la Encarnación), con la entonces CALLE ALCÁZARES (calle Santa Angela de la Cruz, en la actualidad) que vemos surgir a la derecha con ese grupo de personas, en la que se alzaría la tapial de la parroquia de San Pedro Apóstol. Siendo que esa casona que vemos en el centro izquierda y que marcaba el final de la desaparecida calle Bolsa, pasaría a ser pasto de la piqueta para en ensanche de la confluencia de la plaza de Arguelles con la calle Imagen.